Traducción de Helena Talaya-Manso y Aymará Boggiano
Hoy conocemos a una gran matemática del siglo cuarto. La Facultad de Ingeniería de la Universidad de Houston y el Departamento de Estudios Hispánicos presentan esta serie sobre las máquinas que mueven nuestra civilización y las personas cuyo ingenio las creó.
La famosa biblioteca de Alejandría fue el gran centro del saber del mundo antiguo. Allí nació en el año 370 D.C. una dama llamada Hipatia. Su padre fue un famoso matemático y el director de la biblioteca.
Hipatia, era una mujer agraciada en todos los aspectos, era bella y poseía una inteligencia impresionante. Su intelecto había sido alimentado por las mejores mentes del lugar, gracias a ello se convirtió en una mujer independiente. “Resérvate el derecho a pensar” - le dijo su padre, “incluso equivocarse es mejor que no pensar”.
Hipatia llegó a ser una brillante académica y oradora que sucedió a su padre como profesora de la biblioteca. Allí escribió sobre matemáticas y astronomía; trabajó en ecuaciones algebraicas y secciones cónicas, inventó el astrolabio para la navegación, y aparatos para medir densidad de fluidos. Se relacionó con varios hombres pero nunca se casó, era una figura pública demasiado comprometida intelectualmente para eso.
La historia de la muerte de Hipatia a la edad de 45 no es una historia agradable, pero hay que contarla. Alejandría estaba dividida entre cristianos y no cristianos. El poder político también estaba dividido entre el obispo Cirilo y Orestes, el prefecto de Alejandría, quién era además el mejor amigo de Hipatia. Cirilo fue canonizado posteriormente por su oposición a ciertas herejías, pero el no era precisamente la madre Teresa, estaba hambriento de poder, era un hombre ambicioso y enfrentado con Orestes.
Hipatia era neoplatónica –una racionalista-, rama de pensamiento que había sobrevivido desde la Grecia clásica, y Cirilo era lo opuesto -conservador y dogmático-, imbuido de esa especie de oscurantismo que ha empañado intermitentemente el cristianismo hasta nuestros días. En el 415 D.C los secuaces de Cirilo realizaron una represión contra Orestes, e Hipatia fue el blanco perfecto. Organizaron una revuelta en la que Hipatia se vio envuelta al dirigirse a la biblioteca, la arrastraron fuera de su carruaje, la torturaron horriblemente hasta dejarla solo con vida suficiente para poder finalmente quemarla viva.
Es una historia terrible, que curiosamente tuvo un final distinto al previsto, ya que una gran parte de lo que sabemos sobre Hipatia nos llegó a través de unas cartas que le dirigió uno de sus estudiantes que tanto la adoraban, Sinesio de Cirene, un eminente filósofo y que más tarde se convirtió en obispo cristiano.
Rara vez los historiadores halagan a alguien, es más divertido señalar sus limitaciones. Hipatia es una rara excepción, es como si ella realmente hubiera sido una de las grandes figuras intelectuales del mundo antiguo.
Les habló Aymará Boggiano en otro episodio de “Las Invenciones de la Inventiva” de John Lienhard, desde la Universidad de Houston, donde nos interesa el proceso de la mente inventiva.
(Tema musical)
Osen, L.M., Women in Mathematics. Cambridge, MA: MIT Press, 1974, pp. 21-32.
Referencias del traductor:
Existe una de película 2009, dirigida por Alejandro Amenábar, Ágora sobre la vida y la muerte de Hipatia de Alejandría. Aquí se puede ver un tráiler de la película:
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YouTube
En la página web de mujeres progresistas, puede leerse una biografía sobre Hipatia:
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Hipatia Wikipedia
Sinesio de Cirene Wikipedia