Traducción de Grabriel Barbieri y Aymara Boggiano
Hoy los hombres se autodestruyen. La Facultad de Ingeniería y el Departamento de Lenguas, Literaturas y Culturas Mundo de la Universidad del Norte de Texas presentan este episodio de la serie sobre las máquinas que mueven nuestra civilización, y las personas cuyo ingenio las creó.
El New York Times de la semana pasada tiene una amplia sección sobre La salud masculina. Trata de nutrición, próstata, fertilidad, longevidad, y estado mental. Una mujer lo contextualiza todo en un artículo: ¿Por qué los hombres no perduran?: la autodestrucción como estilo de vida. Describe cómo el hombre parece estar mejor equipado para sobrevivir que la mujer: sufre menos aumento de peso al comer, sufre menos de depresión, hace más ejercicio y contrae menos enfermedades crónicas. Sin embargo, la mujer vive siete años más que los hombres. ¿Tiene sentido?
La situación se complica. La mujer sufre de depresión dos veces más que el hombre. Ella tiende a internalizar y reflexionar, mientras que el hombre o se enfrentan a los problemas o se distrae con alguna otra actividad. Tres veces mas mujeres atentan o hablan del suicidio, mientras que el hombre, con más ambición de triunfo, es más propenso a llevar a cabo el acto. De hecho, cuatro veces más hombres que mujeres lo logran.
Tres veces y media más hombres que mujeres están envueltos en accidentes fatales de automóvil y muchísimos más son víctimas de homicidio. Vaya a un casino y observe, los hombres son más propensos a dejarse llevar por la emoción de los juego de alto riesgo, mientras que las mujeres tienden a utilizar las máquinas tragamonedas o el video póquer como sedantes, lejos del escrutinio de la sociedad, dice el artículo.
Todo parece sugerir un descontrol de testosterona, pero otro artículo busca rehabilitar la difamada hormona. Recientemente bajos niveles de testosterona se han asociado con sentimientos de ira y de derrota – factores que, por definición, son maliciosos.
Estos artículos del Times no son claros ni concluyentes, de hecho, me dejan las ideas dando vueltas en la cabeza. Mas hombres que mujeres tienen problemas con drogas y alcohol, lo que no insinúa propensión a riesgo por razones hormonales, sino más bien retiro de los compromisos de la vida. Por ello un suicidio exitoso no es para nada una actividad de alto riesgo.
Entre los artículos un anuncio de Pfizer de una página entera: una perspectiva algo extraña de todo esto. Bob Dole, sobreviviente de cáncer de la próstata, nos mira incómodamente. El anuncio estimula a los hombres a hablar con su médico acerca de la disfunción eréctil; Dole dice: “puede que se requiera un poco de valor hablarle de ello a su médico.” (Notemos como se incluye aqui la valentía en esta ecuación)
El anuncio es reflejo de otro artículo que compara el uso de la asistencia médica entre hombres y mujeres. La mujer va al doctor con más frecuencia y es más probable que vaya por tratamientos preventivos cuando está saludable. Se supone que el hombre es el que no se enferma. Por lo que el diseño del anuncio de Pfizer no es ninguna casualidad. ¿De qué otra forma se puede confrontar al hombre con sus debilidades sino es cuestionándole la valentía?
Otros artículos tratan de cirugía cosmética, levantamiento de pesas, Viagra y hábitos alimenticios. Es obvio que los típicos estereotipos de género no se pueden ignorar y que son más complejos de lo que pensamos. Lo malo es que esas diferencias siguen aún reduciendo la expectativa de vida de los hombres y ese es un problema que tenemos que resolver.
Les habló Aymará Boggiano en otro episodio de Las invenciones de la inventiva, de John Lienhard en la Universidad de Houston, donde nos interesa el proceso de la mente inventiva.
(Tema musical)
The New York Times, A Special Section: Men's Health. Wednesday, February 17, 1999, pp. D1-16.
La figura humana dentro de un círculo, Ilustrando proporciones. Leonardo da Vinci, circa 1485. Leonardo da Vinci, ca. 1485
Nota del Traductor:
Pagina web de la compañia de Pfizer.
Un artículo sobre el Género y salud: diferencias y desigualdades.